¡Hola, chiquis!
Estreno al fin este blog que lleva aquí esperando por mí durante más de un año a que estuviera lista para empezar :D
Y nada mejor que comenzar hablando de mi experiencia en los conocidos bares de cejas de Benefit. Es imposible no conocer esta marca si te gustan los potingues y de una u otra forma, acabas descubriendo los bares de cejas.
Supongo que cada parte del cuerpo tiene su momento de brillar, esa época donde salen productos específicos y se les da una mayor importancia y ahora -y desde hace un tiempito- les ha tocado a las cejas hacer de prima donna en nuestra rutina facial.
Sinceramente, yo nunca me había preocupado lo más mínimo por mis cejas. Siempre las he llevado al natural, con una forma recta por la parte inferior y ligeramente triangular arriba (una forma muy característica que también tiene mi hermano y sus cejas son fiel reflejo de las mías :D). Sin embargo, una vez me dio por trastear con ellas y quitando algún pelito del entrecejo empecé a quitar más intentando darles forma yo misma. Digo con orgullo que tampoco me salió muy mal (aunque no quise meter demasiado la pincita por si acaso liaba alguna gorda) y luego continué quitando pelitos de vez en cuando, sin cuidármelas exageradamente.
Pero desde hacía bastante me llamaba eso que le hacían en los stands de Benefit a tus cejas. Empecé leyendo reviews y además de un resultado para enamorarse (me encanta unas cejas bien bonitas y gruesitas, y la forma que suelen conseguir en Benefit, aunque vaya con el óvalo de la cara, es bastante similar a mi gusto particular en cejas) la mayoría de opiniones destacaban el buen trato y saber hacer de los profesionales.
Que queréis que os diga, me picaba la curiosidad y ayer por fin caí.
- 13:22
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